Clima de Opinión Pública – Septiembre 2022
Todos los indicadores de Opinión Pública disminuyeron en la última medición. La economía recupera su espacio y le pasa factura a los dirigentes políticos en su evaluación de gestión. La oposición recupera un poco y el oficialismo disminuye. NM baja al 5to lugar.
El siguiente análisis está basado en los datos de la Encuesta Ómnibus Nacional de Datanalisis realizada en agosto de 2022.
Todos los indicadores referidos a la situación país y gestión de gobierno bajaron en la Encuesta Ómnibus Nacional de Datanalisis de agosto 2022. Después de unos 16 meses al alza, la percepción de la Situación País bajó de +38,7 a +36,8%.
En cuanto a la Situación Personal, la reducción fue de +69,2 % a +67,7%; teniendo que señalar que estas reducciones están dentro del error muestral (+- 3,46%).
Pero, la Aprobación de Gestión de NM, se redujo más allá del error muestral, de +27,3% positivo a +22,5%.
A lo que se suma que, en el orden de aprobación de gestión de los diversos líderes nacionales, NM bajó del segundo lugar (uno debajo de Rafael Lacava) al quinto lugar (debajo de Lacava, Manuel Rosales, Maria Corina Machado y del Conde del Guacharo).
En cuanto a la autodefinición política, la opinión pública castigó a ambos bandos, aunque ambas bajas se ubican dentro del error muestral.
En cuanto a la Identificación Partidista, es coherente con los resultados anteriores que la identificación con los partidos oficialistas se haya reducido y que haya aumentado ligeramente la identificación con los partidos de oposición.
En estas circunstancias, las intenciones de voto en una eventual elección presidencial en 2024 siguen el mismo orden de la medición anterior, aunque con mínimas reducciones en las preferencias de todos los candidatos y un aumento en los que “no votarían, no saben, no contestan”.
¿Por qué bajaron estos indicadores?
La respuesta es que esta interrupción en la tendencia favorable de los principales indicadores opináticos sobre la situación, sus líderes y partidos se debe al desmejoramiento súbito de la economía: El tipo de cambio subió de Bs. 6 a Bs. 8/USD, un 33% de devaluación, en agosto. De allí que la inflación del mismo mes tuviera la mayor alza en lo que va de 2022, un 17%.
Este frenazo en lo que percibe el público se venía cocinando con otras desviaciones de la ortodoxia económica (la economía no perdona, siempre recupera los espacios que los disparates en política económica le quitan). Desde hace meses se venían aumentando los impuestos municipales. Luego el gobierno central incrementó tasas y creó el IGTF o “Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras”, pechando particularmente a los pagos en divisas.
Esto último también es una desviación de la ortodoxia económica porque el valor de una moneda no se rescata por decretos ni mucho menos mediante impuestos sino mediante el respaldo de una economía real grande y eficiente. Además, entorpecer la dolarización transaccional es como “escupir para arriba” porque con ese mismo Dólar se logró resolver la escasez de papel moneda, recuperar confianza en la economía y el gobierno, y financiar las importaciones con las que los empresarios llenaron los anaqueles a partir de las medidas de desregulación de precios, del tipo de cambio y de circulación de divisas en 2019. Además, todo impuesto tiende a ser recesivo e inflacionario y, en nuestro caso actual, esos impuestos cayeron como “un balde de agua fría” contra la tendencia recuperadora que traían tanto empresarios como consumidores de “meterse la mano en el bolsillo” para producir o consumir.
Después de estos errores, el gobierno decidió incrementar el gasto (y por ende la liquidez en Bolívares) como para “recuperar presencia”. Pero, con ello, puso presión sobre el tipo de cambio, a lo cual se sumó el que el BCV redujo las remesas de divisas entregadas a los bancos para contener el tipo de cambio; sobrevaluando el Bolívar porque la inflación supera con creces la devaluación y esto favorece artificialmente las importaciones y perjudica la producción, las exportaciones y el empleo nacional.
Un Modelo de Crecimiento que Supere al Modelo Anti Inflacionario
La principal causa del desmejoramiento económico y opinático actual es que el gobierno ni otros actores se han planteado superar el modelo anti inflacionario basado en bajar la inflación mediante medidas monetarias, tales como bajar la liquidez bajando el gasto público y el crédito bancario, por un nuevo modelo basado en estimular el crecimiento de la oferta, de la economía real.
El modelo monetario tuvo un gran éxito, bajó la inflación de 1.680.000% en 2017 a 680% en 2021. Pero ese mismo enfoque ahora se muestra impotente para seguir reduciendo la inflación de los tres dígitos en que seguimos a un solo dígito. Ahora es tiempo de bajar la inflación aumentando la oferta, no bajando la liquidez.
Para ello hay que rescatar el crédito bancario, reduciendo el encaje legal; devolver empresas expropiadas; subir los aranceles de productos terminados; reducir trámites y tasas para registrar u operar empresas; eliminar el IGTF, no quitarle espacio al Dólar; privatizar; y sentarse en una mesa empresarios y gobernantes para ponerse de acuerdo en este nuevo enfoque que, más que anti inflacionario, sería pro desarrollo y empleo.
Bajo este modelo, la devaluación, que tanto preocupa a muchos, dejaría de ser una calamidad para convertirse en una de las herramientas para el crecimiento y diversificación de la producción y de las exportaciones. Pero, para ello, tiene que ser una devaluación muy moderada y muy sostenida; un “crawling peg”.
Para todo esto la mesa está servida: El pensamiento económico del venezolano ha evolucionado hacia las posiciones ortodoxas, no populistas, tales como liberación de precios, privatización de empresas, etc.
Y esto coincide con que el sector que más creció en la aprobación de la opinión pública es el empresarial, seguido por la Iglesia Católica; los demás siguen decreciendo.
En conclusión, a la hora de tomar decisiones económicas, no se trata de ideologías (“¿Cómo se come eso?”) y ni siquiera de jugar al reparto de cuotas de poder. Si la gente prioriza su situación sobioeconómica, y aplaude a quien se la mejora, aquí y ahora aplica aquella frase que se hizo famosa en una campaña presidencial norteamericana: “It’s the Economy, You Stupid”.