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It’s the Economy, You Stupid

Clima de Opinión Pública – Diciembre 2022

Según la Encuesta Ómnibus Nacional de Datanalisis de noviembre 2022, todos los indicadores referidos a la situación país y gestión de gobierno subieron. Se presume que el aumento se debe a que a la opinión pública se la pasó el sacudón de agosto-septiembre. Aún así, los escenarios políticos del país se supeditan a la gestión económica.


“It’s the Economy, You Stupid”

Esta frase se hizo famosa en al campaña de Bill Clinton en contra de George H.W. Bush. Fue acuñada por James Carville, asesor de Clinton, para destacar que el movil del voto estaba centrado en los problemas y soluciones de la economía. En la Venezuela actual sucede lo mismo.

Si lo económico tiene tanto peso en la percepción de la población sobre su situación y, por ende, eso está condicionando la aprobación de gestión gubernamental y va a condicionar el voto presidencial en 2024. Esto se evidencia en la estrecha correlación entre la liquidez real y el nivel de aprobación de gestión del presidente NM.

Si es tan obvio que el estado de la economía condiciona la aprobación de gestión, no son obvias las razones por las cuales la política económica del presidente NM sigue siendo tan contradictoria de manera que, siendo cierto que ha habido una recuperación económica desde 2019, es tan escasa y la inflación persiste.

Una vez que se liberaron los precios, el tipo de cambio y la circulación del dólar, en el primer trimestre de 2019, se llenaron los anaqueles y se le puso fin al desabastecimiento rampante y al bachaqueo, la evaluación de la situación personal por parte de la población comenzó a recuperarse con una tendencia positiva muy marcada.

Sin embargo, la percepción de la Situación del País no empezó a mejorar sino hasta agosto de 2021 porque, obviamente, no sólo la economía no creció en 2019-2020, sino que la pandemia aminoró, hasta mediados de 2021, el impacto positivo que tuvieron las medidas tomadas a principios de 2019.

El paralelismo entre la evolución del nivel de aprobación de gestión de NM y la evolución del nivel de percepción de la Situación del País es evidente.

La aprobación de la gestión del presidente NM también empezó a recuperarse en agosto de 2021; habiéndo sido su peor momento en mayo de 2019, cuando registró 10% en este indicador.

La gran importancia que este indicador tiene es que su correlación con la intención de voto en las elecciones presidenciales ha sido tan alta como r= 0,94; es decir, una correlación casi perfecta o, en otros términos, cualquier eventual votante que evalúe la gestión presidencial “muy bien, bien o regular hacia bien” tiende a votar por él en una elección cercana a esa evaluación.

La recuperación de la aprobación de gestión de NM subió hasta 27% en los 14 meses que van desde mayo de 2021 hasta julio de 2022. Sin embargo, recordando la frase del asesor de Clinton, el descalce de la política económica que tuvo el gobierno en agosto de este año le costó al presidente NM una caída de 7 puntos en su evaluación de gestión: Bajó de 27 a 20%. La causa fue una combinación del crecimiento brusco de la liquidez, a causa de los pagos realizados a maestros por convenios colectivos vencidos, lo cual hizo crecer la inflación en un 17,7% y la devaluación en un 38%. Debiendo destacarse que dicha devaluación no se debió solamente a la inflación sino a la sobrevaluación del bolívar y al descalce en las gestiones del BCV y el Ministerio de Finanzas que implicó una tardanza en el envío de divisas a la banca comercial para abastecer el mercado cambiario, si lo que querían era mantener la sobrevaluación.

Este impacto económico, negativo y sorpresivo, también implicó una caída del presidente NM en el ranking de dirigentes políticos nacionales en cuanto a aprobación de gestión. En  julio de 2022 se ubicaba en segundo lugar, después de Hugo Chávez. Pero, luego, ha visto disminuida su posición, hasta encontrarse en la encuesta de noviembre en el quinto lugar.  

En la lista anterior, vale la pena destacar dos aspectos importantes: El nivel de aprobación de gestión de Rafael Lacava, por encima del de NM, no significa que el primero de ellos pudiese ser elegido candidato presidencial por el movimiento oficial debido a que ese movimiento se guía por el principio de escoger al candidato que mayor unidad interna le brinde. Y esa persona es NM.

El segundo comentario es la presencia del Rafael Rausseo, “Er Conde del Guacharo”, un famoso comediante venezolano. Este personaje representa la esencia de lo que sería un “outsider” en la venidera elección presidencial, en caso de que decidiera ser candidato. Su presencia sería una tercera vía, muy distinta al gobierno y a la oposición política tradicional. No se trata de un político ni es necesario que lo sea para tener conectar con la gente; todo lo contrario, porque el nivel de identificación partidista en Venezuela, aunque aumentó en unos 7 puntos porcentuales (repartido proporcionalmente entre el oficialismo y la oposición), se encuentra en uno de sus niveles más bajos en los últimos 64 años. La comparación de Rausseo con el caso de Vlodimir Zelensky en Ucrania abre un espacio para todo un historial atractivo.

El sector empresarial, aun no siendo el responsable, también fue afectado negativamente por el marcado y sorpresivo desmejoramiento económico en agosto-septiembre pasados.

La caída en aprobación de gestión entre agosto y septiembre del empresariado equivale a decir que la opinión pública le cobró a este sector la caída de la economía ocurrida en esos meses por sorpresa. Sin embargo, el sector empresarial sigue siendo la institución mejor evaluada, inclusive por encima de la Iglesia Católica.

Las Contradicciones entre las Políticas Económicas

Los resultados de las políticas antiinflacionarias iniciadas en 2019 son inegables, la inflación bajó de 1.680.000% en 2018 a 680% en 2021. Se perfilaba hacia un 130% en 2022, pero, desafortunadamente, se espera que termine en más de 200%. Este desmejoramiento en las expectativas relativas a la reducción de la inflación y al crecimiento de la economía se deben a tres razones:

  • Contradicciones entre las políticas económicas pro crecimiento y antiinflacionaria y el privilegio de esta última en detrimento del incremento de la oferta.
  • Explosión de una política fiscalista-impositiva frena el crecimiento de la economía real.
  • El ataque oficial a la circulación de las divisas.

Contradicciones entre las políticas económicas pro crecimiento y antiinflacionaria

Los principales facilitadores de la modesta recuperación económica en curso han sido la desregulación de precios, del tipo de cambio y de la circulación de divisas; el creciente abastecimiento de combustibles. A lo que se le suman la apertura con Colombia y la flexibilización de sanciones y la consiguiente reactivación de CHEVRON como exportador de petróleo. También ha contribuido, desde 2019, el que algunas oficinas de gobierno han mantenido una mejor comunicación con el empresariado, lo que recupera confianza.

Pero estas medidas, dirigidas a hacer crecer la economía real, son sólo una de las cuatro puntas de un tablero incoherente de políticas económicas. Siendo las otras tres las medidas que apuntan a bajar la liquidez para bajar la inflación, los impuestos crecientes y el ataque a la circulación de las divisas.

El enfoque monetarista de la lucha antiinflacionaria redujo el gasto público y con ello la capacidad de consumir de más de 2.000.000 de empleados públicos y la demanda de bienes y servicios por parte del Estado. A lo que se suma el alto encaje bancario para secar liquidez y, con ello, minimizar el crédito bancario, lo cual reduce la inversión, la producción y el consumo. Y hace pocos días volvió a aparecer el control de precios, el cual genera escasez e inflación. La sobrevaluación de la moneda es una engañosa forma de bajar la inflación incentivando la importación de bienes que el consumidor compraría barato, pero a costa de perder su empleo y los mejores salarios que recibiría si, en vez de consumir importaciones, produjera y exportara lo hecho en Venezuela.

El énfasis en las políticas antiinflacionarias tuvo su momento, pero parece agotado. Si siguiéramos bajo el mismo paquete de medidas, no sólo se estaría sacrificando el crecimiento sino también la reducción de la inflación sería, de aquí en adelante, muy lenta.

Con el paquete actual de políticas y a una tasa de crecimiento entre el 10 y el 15% anual, la recuperación del tamaño que la economía tenía en 2012 ocurría entre 12 y 19 años; entre 2034 y 2041. Para la opinión pública, eso es incomprensible y un gran sacrificio contra el cual el gobierno de NM está siendo medido ya que su nivel de aprobación y eventual intención de voto está estrechamente ligado a la situación económica.

El mensaje parece ser que se necesita moderar los esfuerzos antiinflacionarios por vía de restricciones monetarias (que él mismo gobierno ya no está cumpliendo; de allí el disparo de los impuestos y el mayor crecimiento de la liquidez nominal) y, en su lugar, buscar una salida antiinflacionaria aumentando la oferta; más productos, menos precios.

Explosión de una política fiscalista-impositiva

El crecimiento de impuestos municipales y nacionales significa que ya extraen cerca del 50% de las rentas de las empresas, uno de los niveles impositivos más altos del mundo. Siendo que todo impuesto es recesivo y tiende a ser inflacionario, es un desestímulo a la recuperación de la confianza del inversionista y del consumidor. Los impuestos extraen dinero del inversionista que va a producir y del consumidor que va a consumir. Sin que pueda asumirse que el uso del dinero por los gobiernos va a ser más eficiente que el uso que le darían los inversionistas y consumidores, siendo la precaria situación de los servicios públicos un ejemplo de ello. Por eso los impuestos tienden a ser recesivos e inflacionarios. También tienen un efecto inflacionario los impuestos porque, quienes los pagan, tienden a transferir ese gasto aguas abajo.

Según la III Encuesta Multisectorial Empresarial de Escenarios Datanalisis, los excesivos tributos fiscales y municipales son los principales factores del entorno macroeconómico y político que más entorpecen la marcha de las empresas.

Son tan marcados dichos impuestos que parece que nuestros gobernantes, nacionales, regionales y municipales, hubiesen lanzado una nueva política, distinta a la antiinflacionaria y a la de crecimiento. Es decir que ya no les importaría si crecemos o no o si baja o no baja la inflación; mientras ellos puedan incrementar sus ingresos y gastos. Con un agravante, los impuestos sólo se justifican cuando la población recibe servicios en contrapartida. Pero, aquí, éste no es el caso.

El ataque oficial a la circulación de las divisas

El colmo de la contradicción a la recuperación es el ataque al dólar a través del IGTF. Este impuesto, del 3% sobre cada transacción en divisas, tiene efecto sobre los costos en cada eslabón de las cadenas productivas, por lo que su efecto sobre los precios de venta al público puede ser hasta de un 12% en las cadenas de más eslabones. Atacar la circulación del dólar para rescatar el valor del bolívar, siendo todavía parte de la recuperación y sin haber logrado bajar la inflación, es extemporáneo. Así lo muestran las experiencias de errores similares en Latinoamérica.

El valor del bolívar se rescata invirtiendo, produciendo, aumentando la productividad, devaluando la moneda en proporción a la inflación, privatizando total o parcialmente las 850 empresas del Estado, descentralizando para elevar la calidad de los servicios, rescatando la seguridad jurídica y diversificando las exportaciones. El valor del bolívar, ni de ninguna moneda, se puede rescatar por decreto ni discursos, sobrevaluando la moneda quemando divisas ni, mucho menos, alimentando la inflación con el IGTF.

Perspectivas Electorales

Las elecciones tendrán lugar en un entorno caracterizado por los resultados de las negociaciones gobierno oposición sobre las condiciones electorales, presos políticos, ayuda humanitaria-uso de los recursos represados y, por la otra parte, la flexibilización de las sanciones, la recuperación de la industria petrolera y el crecimiento económico en general. Estas condiciones se pueden resumir en los siguientes escenarios.

En el escenario de Negociación exitosa, flexibilización de sanciones, recuperación del ingreso petrolero y mayor recuperación económica se puede esperar que el nivel de abstención (ya endémico en las elecciones venezolanas) baje a unos 30 puntos y que el nivel de aprobación de gestión y, por ende, de intención de votos por el presidente NM llegue, aproximadamente, a un 35%. Este escenario dejaría a la oposición con un potencial de votos del 35%. Es decir, tendría que presentar un solo candidato o arriesgarse a perder, inclusive por un voto.

En el escenario de negociación no exitosa, escasa flexibilización de sanciones y poca recuperación del ingreso petrolero, se puede esperar que la abstención suba a 40%, que el nivel de aprobación de gestión de NM se mantenga cercano a 25%, donde está actualmente, lo cual deja a la oposición con un potencial del 35% de los votos. Pero, otra vez, un segundo o hasta un tercer candidato de oposición deja a este sector político en posición de perder su oportunidad. En ambos casos, la abstención tiende a ser una opción marcadora y a vencer, más por la oposición que por el sector oficial.

El proceso electoral de 2024 ya comenzó. Los puntos clave en esta coyuntura son cuántos candidatos presentará la oposición y quién es el candidato que le asegura la mayor unidad al sector oficial.

Las elecciones primarias opositoras están planteadas para mediados de 2023. En ellas, hasta ahora, tienen intención firme de participar el 27% del electorado.

Los candidatos que se perfilan hasta ahora son los siguientes:

El candidato que le asegura mayor unidad al sector oficial es NM, aunque Rafael Lacava aparezca como el mejor posicionado en cuanto a aprobación de gestión.

Los resultados electorales si las elecciones fuesen en este momento, con 47% de inscritos en el Registro Electoral “muy dispuestos a votar” y presentando la siguiente lista de candidatos, serían, aproximadamente, los siguientes.

La clave para el gobierno para consolidar su posición es mejorar la economía. Para ello necesita poner el énfasis en las políticas de crecimiento y moderar las políticas monetarias restrictivas; aplicar un crawling peg, en vez de insistir en sobrevaluar el bolívar “quemando divisas” de las reservas – sin lograrlo – ; moderar los impuestos y potenciar la circulación de las divisas eliminando el IGTF, facilitando las transacciones entre las cuentas en custodia y ampliando en crédito en divisas; devolver expropiaciones, privatizar y descentralizar. Todo ello para conseguir reducir la inflación aumentando la oferta de bienes Hechos en Venezuela, abaratando costos y gastos y diversificando las exportaciones.

La clave para la oposición radica, no en que el gobierno le dé o no amplias condiciones electorales, aunque sí es clave que el gobierno permita el voto de todos los venezolanos en el extranjero con sólo presentar su cédula, aunque esté vencida. La clave electoral para la oposición radica en construir sus propias condiciones electorales, aquellas por las cuales la población la está midiendo: Su unidad interna, presentar un solo candidato y ocuparse de apoyar a la gente en la solución de sus problemas cotidianos, en vez de hablar tan profusamente de asuntos político-electorales.

En ambos casos y en el de un “outsider”, se aplica aquello de que…“It’s the economy, you stupid”.