La guerra de Rusia contra Ucrania es como un “cisne negro”; algo insólito que apareció en el escenario mundial y, como Venezuela había cometido el error de involucrarse en una pugna geopolítica entre Occidente y Oriente, la guerra le impacta directamente y nos coloca en una encrucijada: Escoger entre seguir alejándonos de Occidente (EEUU y Europa) y en manos de Oriente (China, Rusia e Irán) o revertir esa tendencia.
Nuestro primer paso en esta coyuntura fue seguir alejándonos de Occidente porque NM apoyó la invasión rusa. Aquí no sólo nos identificamos con la minoría perdedora, 5 a 141, en la votación de la ONU, sino con una guerra plagada de crímenes de lesa humanidad. Si Rusia tenía que reclamar la expansión de la OTAN, lo que hizo no es la manera de reclamarlo. Esta guerra no va a mejorar su posición. sino a empeorarla.
Lo anterior no sólo significa que Rusia no tendrá recursos con qué financiar su relación con Venezuela sino que, cuando los tuvo, su principal impacto fue vendernos armas a crédito y mantener personal militar y una -supuesta- base militar rusa en el país. Nos conviene que las potencias compitan por hacer mayores inversiones en Venezuela, pero no en asuntos militares.
Ahora se presenta la oportunidad para compensar el desbalance de nuestras relaciones internacionales por tres factores. La incapacidad de Rusia. El alejamiento de China hacia Venezuela por “incumplimientos” de los gobiernos chavistas. Y la necesidad de Occidente de petróleo venezolano para sustituir el ruso en los mercados de energía. De allí la decisión del gobierno de Biden de negociar mayores exportaciones de petróleo venezolano a cambio de flexibilizar las sanciones.
El negocio luce “ganar-ganar” para las dos partes: Venezuela necesita grandes ingresos con urgencia para cubrir gastos fiscales y pagos de deuda en default. Por eso Venezuela no tiene acceso a más endeudamiento y, peor, no puede contar con Rusia ni con China. La opción que le queda al país es Occidente. Y a Occidente le interesa recuperar el espacio geopolítico perdido y recuperar injerencia sobre las principales reservas mundiales de petróleo, las segundas en oro, las décimas en gas, coltán, cobre, torio, etc., etc. Esa injerencia la fue perdiendo Occidente a medida que apoyaron a la oposición sin éxito, Chávez se relacionó con China y Rusia y luego porque, al sancionar al gobierno de NM, Rusia y China ya estaban aquí, prestas para ocupar el vacío dejado por EE.UU. y la UE.
La clave para llevar esta negociación a un “ganar-ganar” es enfocarla en el intercambio entre flexibilización de sanciones a cambio de mayores inversiones, producción y exportaciones petroleras de Venezuela a los países occidentales. Estos dos temas ya son lo suficientemente complejos como para incluir otros. Por ejemplo, en la medida que los EE.UU. quieran invertir, producir y exportar más petróleo, en esa misma medida el gobierno venezolano pedirá mayor alivio de sanciones, hasta -eventualmente- incluir las personales. Siendo este último tema delicado para ambas partes; por ejemplo, Marco Rubio, senador republicano de la Florida acaba de señalar que EE.UU. no necesita ni un barril de petróleo de Venezuela y que lo que le compre su país al nuestro equivale a una inmoralidad porque estaría financiando al gobierno de NM. Radicales venezolanos, argumentan que “de ninguna manera se deben flexibilizar las sanciones ni hay nada que negociar hasta que NM no se vaya.” ¿Cómo y por qué se va a ir? Centenas de casos estudiados sobre el efecto de las sanciones sobre países sancionados revelan que sólo en el 4% de los casos han tenido éxito en cambiar el gobierno. Para sustituir un gobierno por otro es necesario poder contar con un grupo articulado que llene el vacío y sea capaz de gobernar y de mantenerse en el poder. Ese no es nuestro caso. Lo cual significa que exigir condiciones electorales transparentes y justas no es la clave, sino contar con la unidad de la oposición.
De parte del gobierno de NM, aún reconociendo que le conviene a Occidente flexibilizar las sanciones para recuperar espacios geopolíticos, no sería viable que el gobierno de NM exceda sus demandas sobre tales sanciones. Si por alguna razón no se llega a equilibrar la relación de Venezuela entre Oriente y Occidente y el gobierno sigue apoyando la guerra, pueden surgir más sanciones sin tener la opción de contar con Rusia ni China.